Hay más de 9 millones de perros en España, más que el número de niños menores de 15 años en el país, según un estudio de 2022 de la Federación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Mascotas. Ser dueño de un perro significa ser responsable de su cuidado, salud e interacción con los demás tanto dentro como fuera del hogar, y esto se logra a través del entrenamiento adecuado del animal. Sin embargo, el carácter innato del perro en ocasiones puede superar el adiestramiento recibido o intensificarse en determinadas situaciones.
La agresividad de un perro es un problema común entre los dueños de estos animales. Sin embargo, no es esta agresividad la que es decisiva para que un perro sea considerado PPP (perro potencialmente peligroso), sino la mordida y su fuerza. La agresión va más allá de las apariencias o la creencia popular sobre ciertas razas como Pitbulls, Rottweilers o American Stanfords. Incluso hay otras razas que parecen ser más «adorables», pero pueden ser más agresivas.
Según un estudio publicado en The Telegraph por el Royal College of Veterinary Medicine en Londres, Reino Unido, se encontró que el 2,2% de todos los perros fueron clasificados como agresivos. En los cocker spaniel, sin embargo, eso subió al 4%, un porcentaje similar al de los chihuahuas. Aún más sorprendente, la agresividad aumentó al 12,1% en los Cocker Spaniel ingleses de pelo dorado.
Los investigadores estudiaron 1.400 cocker spaniels ingleses de pelo dorado. Descubrieron que estos perros de pelo uniforme tenían un 7 % más de probabilidades de ser agresivos que los cocker spaniel manchados o de colores mixtos, que eran un 3,7 % agresivos.
Por ello, si estás pensando en adquirir un Cocker Spaniel Inglés, es recomendable tener en cuenta el color de su pelaje y estar dispuesto a invertir tiempo en su correcto adiestramiento para evitar cualquier manifestación de agresividad en situaciones delicadas o incluso hacia el cuidado del perro. dueño del control mismo. .