La reciente autorización que ha concedido Perú a la entrada en el país de miles de soldados estadounidenses con el pretexto de luchar contra el narcotráfico, es una expresión de la estrategia continental de dominación de EE.UU., opina un autor del portal Rebelión.
La agresividad imperialista de EE.UU. contra los países de América Latina se manifiesta de manera constante, denuncia Gustavo Espinoza M. en su artículo publicado por el portal Rebelión. En Perú, actualmente se concreta el autorizado ingreso de unos 4.000 soldados de EE.UU. bajo el pretexto de «combatir el narcotráfico y el terrorismo».
Según la información del autor, dos contingentes militares de EE.UU. llegaron a Perú el 1 y el 15 de febrero, integrados por 58 y 67 soldados respectivamente. Ambos permanecerán en el país sudamericano hasta febrero del 2016 y su objetivo consiste en «entrenar a los institutos armados peruanos en el cumplimiento de operaciones especiales».
«Probablemente, Afganistán o Irak, han acrecentado tanto el bagaje militar del Ejército yanqui, que considera su deber compartirlo con sus hermanos latinoamericanos con la idea de extender hasta aquí prisiones clandestinas como las de Bagdad o Guantánamo, en las que la tortura y la muerte constituyen el pan del día», denuncia Espinoza.
No obstante, estos efectivos no se comparan con el próximo desembarco de 3.200 soldados, que «por el armamento que usan, la experiencia que tienen y la preparación que poseen constituirá un verdadero Ejército de ocupación», advierte el autor.
Contestando a la pregunta sobre el porqué del despliegue de esta vasta acción militar por EE.UU., Espinoza señala que en América Latina «arrecia la lucha antiimperialista» que se expresa en «demandas concretas» como el «respeto a la independencia de nuestros países, la vigencia plena de la soberanía nacional, la recuperación de las riquezas básicas y protección de la biodiversidad».
A los pueblos del continente les «corresponde actuar con la firmeza y la consecuencia requerida, en una circunstancia en la que está de por medio la supervivencia del continente, agredido por la barbarie imperialista», concluye el autor.