Óscar del Turismo: Perú se posiciona como el mejor destino cultural de Sudamérica
La riqueza cultural del Perú es vasta y única considerando su incomparable patrimonio arqueológico, monumental y museológico, así como el variado acervo de expresiones, tradiciones y costumbres regionales heredadas de civilizaciones milenarias y enriquecidas con el mestizaje.
Estas son las razones de peso que volvieron a colocar al Perú como Mejor Destino Cultural Líder de Sudamérica en los premios World Travel Awards 2023, considerados los Óscar del Turismo mundial.
Este el octavo premio que recibe nuestro país en esta categoría, y el sexto de manera consecutiva.
Este nuevo reconocimiento, en la que nuestro país se impuso a Argentina (ganador en 2016), Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Uruguay, confirma por qué el Perú es un destino cultural por excelencia que cautiva a los turistas y constituye uno de los principales motivos de viaje a nuestro territorio.
Gracias a esta prodigiosa herencia multicultural que es muy valorada por los turistas nacionales y extranjeros, el Perú se coronó como mejor Destino Cultural Líder de Sudamérica en los también llamados “Óscar del Turismo” en las ediciones 2014, 2015, 2018, 2019, 2020, 2021 y 2022.
Junto a este importante reconocimiento internacional, el Perú recibió se consagró en los World Travel Awards en otras tres categorías: “Mejor destino culinario de Sudamérica”, “Mejor destino líder de Sudamérica” y “Mejor atracción turística de Sudamérica” por el santuario de Machu Picchu, en Cusco.
Los World Travel Awards premian anualmente a los destinos turísticos que han marcado la excelencia en el último año y que son considerados un referente mundial en la industria de turismo.
Sitios arqueológicos emblemáticos
Si bien la ciudadela inca de Machu Picchu es el sitio arqueológico más conocido del Perú, lo que le valió ser elegido como Mejor Atracción Turística de Sudamérica en los World Travel Awards 2023, existen otros sitios arqueológicos emblemáticos que concitan la creciente atención de los visitantes. A continuación, veamos algunos de ellos:
Kuélap
La ciudadela fortificada de Kuélap es actualmente el principal atractivo turístico de la región Amazonas y sigue cosechando reconocimientos a escala internacional y recientemente fue reabierto al público al habilitarse un circuito interno tras permanecer cerrado a causa del derrumbe de parte de la muralla perimétrica en 2022.
Esta fortaleza construida íntegramente con piedras, entre los siglos XI y XVI d.C., constituye la mayor herencia material de la cultura Chachapoyas. Está localizada en la cima del cerro Barreta, en la parte alta del valle del río Utcubamba, en la provincia de Luya, a poco más de 70 kilómetros al suroeste de la ciudad de Chachapoyas.
Este complejo posee una arquitectura circular que se extiende a lo largo de casi 600 metros y tiene como perímetro una muralla que en algunos puntos alcanza los 19 metros de altura. Existen tres entradas que permiten acceder al corazón de la fortaleza. En una de ellas los pasadizos van estrechándose hasta impedir que pase más de una persona a la vez, lo que facilitó la defensa de sus antiguos habitantes.
Chan Chan
La ciudad de adobe más grande de América y capital de la civilización Chimú, se ubica en la provincia de Trujillo, en la costa norte del Perú. En 1986 fue declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
En el interior del complejo arqueológico, cuya construcción se remonta al año 600 d.C. se aprecian plazas, almacenes, viviendas, talleres, mercados y templos que albergaban a una población que en su máximo esplendor llegó a sumar 20,000 residentes.
En la urbe, que abarca una extensión de 20 kilómetros cuadrados, destacan 10 palacios y conjuntos amurallados, entre los que destaca “Nik An”, que en lengua chimú significa “Casa del Centro”. Esta constituye la mayor ilustración de la importancia del recurso hídrico, particularmente del mar, y del culto que se le rendía en la cultura chimú.
Los altos relieves de las paredes de esa edificación representan peces que avanzan hacia el norte y el sur, lo que puede interpretarse como representativos de las dos corrientes que marcan la costa peruana: la de Humboldt, que es fría y procede del sur; y la de El Niño, que viene del norte y es cálida. También se aprecian figuras de olas marinas, redes de pesca, pelícanos y lobos marinos.
Una característica arquitectónica en Chan Chan es la forma rectangular de sus plazas y predios, dispuestos con orientación norte-sur. El diseño constructivo evidencia un notable grado de planificación en su construcción y los accesos principales están ubicados en dirección norte.
Huacas del Sol y de la Luna
Se ubican a 8 kilómetros al sur de Trujillo, departamento de La Libertad, dentro del Valle de Moche. Este complejo arqueológico fue capital de la cultura Moche durante los siglos I y VII d.C y su extensión actual es de 120 hectáreas.
Construida por la cultura Moche, las huacas fueron importantes santuarios de la cultura Mochica. Estos monumentos fueron hechos a base de adobe que dieron lugar a la formación de plataformas. La huaca del Sol alcanza una altura promedio de 40 metros, mientras que la Huaca de la Luna unos 21 metros.
La Huaca del Sol funcionó como centro político- administrativo, el cual se compone de plataformas de varios cuerpos en diferentes niveles, empleándose en su construcción más de 140 millones de adobes. Según cuentan las leyendas, esta estructura fue construida en tres días por un cuarto de millón de hombres pertenecientes a la cultura Mochica.
Por su parte, la Huaca de la Luna se ubica frente a la Huaca del Sol y funcionó como centro ceremonial. Está conformada por tres plataformas y cuatro plazas ceremoniales delimitadas por muros de adobe. La fachada norte está decorada con bellos relieves policromados y escenas alusivas a una de las deidades del templo denominada “La Deidad de las Montañas”.
También cuenta con seis templos que fueron construidos uno encima del otro, en diferentes periodos de tiempo, teniendo como finalidad el desarrollo de ceremonias y rituales. Por el lado de la plataforma superior se puede observar una serie de salas decoradas con figuras humanas.
Ollantaytambo
Localizado en el distrito del mismo nombre, en la provincia de Urubamba, a 90 kilómetros al noroeste de la ciudad de Cusco, tiene una superficie de 34,800 hectáreas.
Por su estructura, construida íntegramente en piedra, es considerado un centro militar, religioso y agrícola. Brinda un fabuloso escenario arquitectónico interesante por el tamaño, la originalidad y el detalle de su edificación.
Las edificaciones más importantes que se pueden apreciar en Ollantaytambo son la Casa del Sol, formada por 17 terrazas superpuestas muy amplias y orientadas hacia la plaza principal del pueblo; la plaza Mañay Raqay (plaza de las peticiones en idioma quechua), que se ubica al lado derecho del riachuelo Patakancha junto a la puerta de ingreso al sitio arqueológico.
También se puede visitar la Portada Monumental y el Recinto de las 10 Hornacinas, construcción que se ubica al final del grupo superior de andenes cuyos muros están constituidos por dos lienzos pétreos pulidos con gran precisión; así como el Baño de la Ñusta, una hermosa fuente con tres salidas de aguas esculpidas en su interior.
Sacsayhuamán
Se encuentra a tres kilómetros de la ciudad de Cusco, en la parte alta de una montaña y tiene una extensión de 3,093 hectáreas. Fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación, el 11 de julio de 1982, y es uno de los espacios histórico culturales más importantes del Perú y de América.
Cuenta con 96 sitios arqueológicos, entre los cuales destacan Q’enqo, Tambomachay, Kallachaca, Patallaqta, Amaro-Markahuasi y el área monumental conformado por los Baluartes, Muyuqmarca, Rodadero y Chinkana.
Alberga a la fortaleza ceremonial, una joya arquitectónica cuyo nombre en quechua significa “Halcón satisfecho”, ubicada a dos kilómetros al norte de la ciudad de Cusco. Desde esta edificación se tiene una vista panorámica de los alrededores de la Ciudad Imperial.
La construcción de Sacsayhuamán comenzó durante el gobierno del inca Pachacútec, en el siglo XV, y finalizó durante la administración del inca Huayna Cápac, en el siglo XVI. Destacan en esta edificación sus enormes muros construidos con enormes rocas de varias toneladas de peso que se engarzan unas a otras con sorprenderte perfección.
En la actualidad, Sacsayhuamán es el escenario principal donde se celebra, cada 24 de junio, el Inti Raymi o Fiesta del Sol, la celebración más importante del calendario festivo cusqueño.
Písaq
Sitio arqueológico ubicado en la provincia de Calca, a 3,300 metros sobre el nivel del mar y cuenta con una superficie de 9,063 hectáreas. Se encuentra a 34 kilómetros de la ciudad del Cusco (una hora en carretera) y se llega por la vía que conduce a Sacsayhuamán.
Alberga un conjunto de construcciones entre las que destacan Acchapata, conformado por 40 andenes que forman un triángulo invertido; Pucaras o torreones, algunos de los cuales están adosados a la montaña.
Asimismo, hay sectores denominados “barrios” entre los que destacan el Intihuatana, que reúne a los templos y palacios más refinados y más grandes en comparación a los existentes en los demás barrios; el barrio Písaq’a, que agrupa a unos 20 recintos dispuestos en forma semicircular; y el barrio K’alla Q’asa, donde se aprecian torreones y un pequeño túnel de 3 metros de longitud.
Caral
La Ciudad Sagrada de Caral se ubica en una meseta desierta y árida que domina el valle del río Supe, en la provincia de Barranca, la más septentrional de la costa en la región Lima. Sus orígenes se remontan al periodo arcaico tardío de los andes centrales, hace 5,000 años, por lo que se sitúa como el centro de civilización más antigua de América.
El Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco a la Ciudad Sagrada de Caral como Patrimonio Cultural de la Humanidad, el 28 de junio de 2009.
“La ciudad, excepcionalmente bien preservada, es impresionante por la concepción y complejidad de sus elementos arquitectónicos y espaciales, sobre todo las plataformas monumentales de piedra y tierra y los patios circulares bajos”, reseñó la Unesco
El plano del lugar y algunos de sus componentes –en particular, las estructuras piramidales y el conjunto residencial de la clase dominante– reflejan claramente la existencia de funciones ceremoniales reveladoras de una fuerte ideología religiosa, agregó la Unesco.
Sillustani
Una visita a la región Puno debe incluir siempre un paseo por el histórico e imponente cementerio de Sillustani. Ubicado a 34 kilómetros del centro de la ciudad, se trata de un singular camposanto perteneciente a la cultura Kolla (siglo XIII-XV) donde se encuentran enterrados los restos de nobles, gobernantes y sacerdotes de este antiguo reino aimara que ocupó gran parte del actual sur del Perú y el altiplano boliviano.
Al recorrer este complejo uno queda admirado por el centenar de torreones de piedra -llamados chullpas- construidos de todas las formas y tamaños y que se aprecian por todo el terreno; un lugar envuelto de mística y espiritualidad que, según quienes lo visitan, lo llegan a percibir de manera especial.
Por todo lo que significó en su momento y lo que representa actualmente, estamos hablando de uno de los cementerios más emblemáticos y auténticos no solo del Perú, sino de toda la región.
Para construir estas torres cilíndricas los kollas utilizaban elementos como piedra, sillar y barro. Por lo general, llegan a medir entre cuatro y seis metros de altura, aunque algunas se elevan hasta los 15 metros. Algo que llama la atención es el gran estado de conservación que mantienen muchas de ellas pese a la erosión producida por los cambios de temperatura y la degradación del suelo. Entre las más famosas podemos encontrar la chullpa del Lagarto, reconocida por sus enormes bloques de piedra que encajan a la perfección sobre la base.
Esta pulcritud y gran cuidado que se evidencia en la construcción de este complejo demuestra el alto nivel de tallado en piedra que desarrollaron en aquel tiempo los kollas al igual que muchas culturas incas, lo que ha hecho que se convierta en un fascinante y llamativo atractivo arqueológico que cautiva a cada vez más visitantes.
Chavín de Huántar
Este centro ceremonial, de más de 3,000 años de antigüedad, es el más importante que dejó la cultura Chavín y es considerada una auténtica joya arquitectónica preincaica. En su tiempo fue un gran oráculo al que llegaban peregrinos provenientes de diversas zonas de los Andes quienes rendían culto y mostraban sus ofrendas a los dioses.
Al recorrer el templo, se comprueba el gran trabajo de tallado sobre piedra que caracterizó a los Chavín, como se puede notar en sus particulares esculturas. Otro punto que impresiona de este destino es que la sagrada construcción presenta una compleja red de caminos y galerías subterráneas únicamente iluminados por rayos solares que ingresan a través de pequeños ductos ubicados de forma estratégica, lo que representa una obra de ingeniería de gran excelencia.
En este imponente recinto destacan las Cabezas clavas, esculturas de piedra que representan cabezas humanas con ojos desorbitados, figuras de serpientes y colmillos.
Estuvieron clavadas en la parte alta del muro exterior del Templo Nuevo. Algunos investigadores consideran que la función de estas piezas líticas era servir de guardianes del centro ceremonial. Actualmente, solo queda una en su posición original. El resto, unas cincuenta, se encuentra en el Museo Nacional Chavín.
Otra de las piezas más conocidas de Chavín de Huántar es el Lanzón monolítico, escultura en piedra maciza que muestra a un ser antropomorfo con colmillos de felino, manos y pies con garras, y cabellos convertidos en serpientes. El lanzón tiene cuatro metros y medio de alto y está enclavado en la galería subterránea más profunda de las 14 existentes en el Templo Viejo. Debido a su ubicación, algunos arqueólogos consideran que es el ícono religioso más importante de la cultura Chavín.
Finalmente, destaca la Estela de Raimondi, descubierta por el investigador italiano Antonio Raimondi, a mediados del siglo XIX. La escultura de granito pulido representa al “dios de los báculos”, un ser antropomorfo con fauces de felino y garras en las manos y los pies, que sostiene en cada mano una vara o báculo sagrado. Sobre su cabeza se alza una especie de tocado en figuras zoomorfas. Actualmente, esta pieza emblemática de la cultura Chavín se encuentra en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú.
Líneas y geoglifos de Nasca y Palpa
Las enigmáticas figuras trazadas en el desierto de ambas localidades de la provincia de Ica ingresaron a la Lista del Patrimonio Mundial en 1994 como Patrimonio Cultural.
Situadas en la árida llanura costera peruana, a unos 400 kilómetros al sur de Lima, los geoglifos de Nasca y las pampas de Jumaná cubren aproximadamente 450 kilómetros cuadrados. Estas líneas, que fueron dibujadas en la superficie del suelo entre el 500 a. C. y el 500 d. C., se encuentran entre los mayores enigmas de la arqueología por su cantidad, naturaleza, tamaño y continuidad.
Los geoglifos representan seres vivos, plantas estilizadas y seres imaginarios, así como figuras geométricas de varios kilómetros de largo. Se cree que tenían funciones astronómicas rituales.
Son el grupo de geoglifos más destacado en todo el mundo y son incomparables en su extensión, magnitud, cantidad, tamaño, diversidad y tradición antigua a cualquier obra similar en el mundo.
La concentración y yuxtaposición de las líneas, así como su continuidad cultural, demuestran que esta fue una actividad importante y duradera, que duró aproximadamente 1,000 años. El estudio intensivo de los geoglifos y la comparación con otras manifestaciones de formas de arte contemporáneo sugiere que se pueden dividir cronológicamente desde el Formativo Medio y Tardío (500 a.C. – 200 d.C.) hasta el Período de Desarrollo Regional (200 – 500 d.C.), destacando la fase de Paracas. (400 – 200 a. C.) y la fase Nasca (200 a. C. – 500 d. C.).
Hay dos categorías de glifos: el primer grupo es representativo, representando en forma esquemática una variedad de formas naturales que incluyen animales, pájaros, insectos y otras criaturas vivientes y flores, plantas y árboles, figuras deformadas o fantásticas y objetos de la vida cotidiana. Hay muy pocas figuras antropomorfas.
El segundo grupo comprende las líneas, que generalmente son líneas rectas que atraviesan ciertas partes de la pampa en todas direcciones. Algunos tienen varios kilómetros de longitud y forman diseños de muchas figuras geométricas diferentes: triángulos, espirales, rectángulos, líneas onduladas, etc. Otros irradian desde un promontorio central o lo rodean.
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