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Nuevos estudios revelan aspectos desconocidos de esta cultura que surgió en los Andes centrales.
Hasta hace unos años, el interés y conocimiento de la cultura Wari era bajo. Sin embargo, desde hace un tiempo, se ha descubierto su presencia en muchos lugares y se están realizando estudios que están replanteando la naturalidad de esta civilización.
El libro Wari: nuevos aportes y perspectivas ofrece un panorama del panorama actual de los Wari. Este trabajo incluye algunas de las presentaciones realizadas en un coloquio internacional organizado por la Universidad Nacional Mayor de San Cristóbal de Huamanga en 2019. La publicación es editada por José Ochatoma y Martha Cabrera.
controversias
Ochatoma dijo al Diario Oficial El Peruano que una de las riquezas de Wari: nuevos aportes y miradas es tener distintas miradas sobre esta cultura.
Puso como ejemplo las ideas tejidas sobre la naturaleza de este estado. Por un lado, Luis G. Lumbreras postulaba el carácter imperialista y expansionista de los Wari. Esta teoría se sustenta en su presencia en lugares tan remotos como Santa Rosa de Pucalá en Lambayeque, Cerro Baúl en Moquegua o Vilcabamba en Cusco.
Otra idea proviene de la norteamericana Dorothy Menzel, quien afirma que la extensión Wari se basó en el culto a una deidad con dos bastones. Este lo compartiría con Tiahuanaco.
La arqueóloga Ruth Shady, en cambio, sospecha que no se trató de un imperio sino de una confederación de estados.
herencia
José Ochatoma afirma que se han hecho avances interesantes con los Wari. Por ejemplo, el llamado Wari ñan o calle Wari, red vial que sirvió como antecedente de la red vial inca.
Asimismo, las ciudades dejaron de girar en torno tanto a los religiosos como a los habitantes. También es importante el crecimiento exponencial de la frontera agrícola. Según Ochatoma, esto se debió a la aplicación de la tecnología por parte de los huarpas, primeros habitantes de los Andes centrales.