Virgen de la Candelaria: ¿por qué es la fiesta más importante del sur del Perú?
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La Fiesta de la Virgen de la Candelaria, celebrada cada mes de febrero en la región de Puno y cuya semana central inicia hoy 2 de febrero, es considerada una de las manifestaciones religiosas y culturales más importantes y populares del Perú y representa una extraordinaria manifestación de sincretismo religioso. , que combina la fe católica con elementos simbólicos de la cosmovisión andina.
Ante el inicio del estado de excepción nacional por la pandemia del Covid-19, este festejo regional de febrero reunió a decenas de miles de participantes, entre locales y visitantes de distintas regiones del Perú y de otros países, quienes se sintieron atraídos por la singular belleza de este expresión cultural y religiosa.
A continuación, repasemos qué atributos componían esta emblemática fiesta regional que no solo identifica al departamento de Puno sino que representa a un embajador cultural del Perú en el mundo.
origen de las vacaciones
El origen de la fiesta en honor a la Mamacha Candelaria, como se le llama en Puno, se remonta al siglo XVI con la conquista española del Imperio Inca, acompañada de la presencia evangelizadora y pastoral de la Iglesia Católica, que predicaba la devoción a Jesús. Cristo y la devoción a su madre, la Virgen María.
Asimismo, da testimonio de un culto que, para muchos investigadores, está ligado a las prácticas celebratorias de un calendario ritual agrícola prehispánico, cuya expresión estaba fuertemente impregnada de danza y música.
La advocación a la Virgen de la Candelaria, así como a las patronas, cruces e iglesias, fue una de las principales herramientas utilizadas por los evangelizadores españoles para promover la cristianización en los Andes, y en este caso enfocada al altiplano. Peruano.
La celebración de la Virgen de la Candelaria tiene como epicentro el Templo de San Juan Bautista, hoy santuario de la imagen. Esta casa de oración fue inicialmente una capilla que albergaba solo a la población indígena, pero luego se convirtió en el sitio conmemorativo más importante de la región de Puno.
En el siglo XX, el homenaje en honor a la Virgen de la Candelaria adquirió una vitalidad creciente, convirtiéndose en una gran fiesta religiosa y folclórica que traspasó las fronteras de la región de Puno, irradiándose por todo el Perú y otros países del continente.
Herencia mundial
El 27 de noviembre de 2014, la festividad de la Virgen de la Candelaria fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Su inclusión en la Lista Representativa de la UNESCO ayuda a concienciar sobre la capacidad del patrimonio cultural inmaterial para crear espacios de intercambio y cohesión social, así como celebrar la diversidad de creencias religiosas y expresiones culturales como testimonio de respeto y diálogo entre comunidades.
Además, este proceso representa un ejemplo positivo de preservación de una expresión del patrimonio inmaterial, gracias a la participación y el consenso popular, para mantener viva esta poderosa celebración que enorgullece a los puneños y al Perú en su conjunto.
ordenar sol
La Fiesta de la Virgen de la Candelaria fue condecorada con la Orden del Sol del Perú el 2 de febrero de 2017, otorgada por el Ejecutivo en reconocimiento a su notable aporte a la identidad nacional.
actividades religiosas
La fiesta de la Virgen de la Candelaria tiene dos momentos claramente definidos en su manifestación religiosa. El primero corresponde a su día oficial, que según los santos católicos es el 2 de febrero. Sin embargo, el calendario festivo comenzaba a finales de enero con las misas de novenario y el rezo del rosario.
El 2 de febrero se celebrará una Misa muy especial que reunirá a las autoridades y numerosos fieles que, hasta antes de la pandemia, no solo llenaban el templo sino que incluso seguían la liturgia desde el atrio y la vía pública. El protocolo de salud actual prohíbe las reuniones públicas. Luego de la liturgia se realizó una procesión que llevó el palanquín de la venerada imagen por las principales calles de la ciudad de Puno.
Este año, debido a las medidas sanitarias de confinamiento adoptadas para contener la tercera ola de la Covid-19, que incluyen la reducción de aforos en las iglesias y la prohibición de aglomeraciones, el acceso de los fieles al atrio del Santuario de la Virgen María de la Candelaria serán controlados para que eleven sus oraciones a la venerada imagen y pidan que los proteja del mortal virus.
Sin embargo, desde el 24 de enero, la festividad comenzó con las tradicionales misas de novenario, que se realizaron prácticamente sin la presencia de fieles para evitar aglomeraciones y mayor riesgo de contagio.
Después de la fecha central está el «octavo», que comúnmente ocurre una semana después de la fecha central, aunque esta fecha a menudo se cambia al domingo posterior al 2 de febrero.
En la celebración de la octava solía predominar la población de las comunidades del interior de la región de Puno, que acudían a la ciudad especialmente para las celebraciones de la Virgen.
Concurso de baile y desfile
La celebración folclórica, expresada en los concursos de baile y el desfile de comparsas, es, por su imponente colorido, el aspecto de la fiesta en honor a la Virgen de la Candelaria, que ha generado el mayor atractivo turístico desde finales del siglo XX. .
El Estadio Enrique Torres Belón se convierte en el epicentro de los concursos de danzas indígenas y trajes ligeros que se realizan dos domingos consecutivos y han convertido a Puno en la “Capital del Folklore Peruano”.
En el concurso de danzas autóctonas destaca la emblemática Diablada que caracteriza a esta fiesta serrana, además de otras de larga tradición como Sicuris, Chacareros, Llamaritos, Yapuchiris, Tinti Wacas, Casarasiris, Pinkillada, Tucumanos y otras.
Las comunidades de danzantes aymaras y quechuas que participan en este concurso muestran impresionantes coreografías ensayadas durante varios meses. La vestimenta de los bailes está hecha de diferentes materiales y muestra la riqueza cultural de los pueblos originarios del Perú.
La música que acompaña a los bailes es a su vez interpretada con instrumentos andinos emblemáticos como la zampoña, la quena, el quenacho, el pinkillo, el lawakumo y el charango, que tanto individualmente como en conjunto transmiten la singular belleza que caracteriza a las melodías andinas.
El domingo siguiente a esta competencia se lleva a cabo el concurso de disfraces, que incluye bailes como la morenada, los caporales y la tuntuna, interpretados por decenas de comparsas y asociaciones de baile.
La fiesta costumbrista, en honor a la Virgen de la Candelaria, finaliza con un desfile en el que las comparsas de los danzantes participantes en ambos concursos desfilan por las principales calles de la ciudad, ovacionados por el numeroso público que se alinea a los lados del recorrido. de estos evento popular reúne cada año a miles de creyentes y visitantes.
atracción turística
Visitar Puno para esta emblemática fiesta fue también una oportunidad para conocer los diferentes atractivos turísticos como el mítico lago Titicaca y las comunidades aymaras que habitan en sus islas flotantes, la zona arqueológica de Sillustani, la ciudad de Puno y sus plazas. , museos y tiendas de artesanías además de otras hermosas ciudades como Juliaca, Lampa, Pucará, Juli y otras.
Recomiendan suspensión para la tercera ola
Este año, al igual que el año anterior, el Consejo Regional de Salud de Puno y el Comando Regional Covid-19 recomendaron personalmente a la Asociación Regional de Folklore y Cultura de Puno, el organizador del festival, así como a las autoridades regionales y locales correspondientes. , la suspensión de las actividades festivas. Con esto se pretende frenar la tercera ola de contagios de Covid-19 tanto en Puno como en todo el Perú.
Si este año se decide la celebración de la Fiesta de la Virgen de la Candelaria, lo cierto es que no disminuirá en lo más mínimo el sentimiento, creencia y devoción a una extraordinaria manifestación cultural y religiosa que caracteriza a la región de Puno y al Perú.