Selección Peruana: Descubre el baile «Pieles Rojas de Paramonga» que fascinó a Lapadula
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El partido decisivo de hoy entre Perú y Ecuador tiene como uno de sus protagonistas al delantero ítalo-peruano Gianluca Lapadula, cuya entrega en cuerpo y alma se expresa en sus goles y en las «heridas de guerra» que sufrió por defender sin reservas a la bicolor más querida. y admirado por los fans.
Pero también hay otras marcas emblemáticas que vinculan a Gianluca Lapadula con sus raíces peruanas. Uno de ellos es el gran tatuaje de la cara de un nativo americano de piel roja que luce en su brazo izquierdo, que representa el baile de los Pieles Rojas de Paramonga, que según el atacante nacional causó revuelo luego de que aceptara en 2020 su llamado a la Selección. Y esta expresión cultural lo motivó a estamparla en su piel como el sello indeleble de su identificación con el Perú, la patria de su madre, y desde entonces emprender un idilio de amor patrio que, gracias a sus buenas actuaciones y notable espíritu de sacrificio, lo ha convertido en el héroe de millones de peruanos.
“Últimamente mi curiosidad ha crecido. He visto muchas fotos y videos incluyendo este donde se puede ver una fiesta en Paramonga de la Patrona de la Soledad donde se usan símbolos incas como la bandera del Tahuantinsuyo y tocados de plumas. Ese es el motivo de mi representación», dijo Gianluca Lapadula en una entrevista con la casa de medios deportivos internacionales Sky Sports en octubre de 2020.
En su momento, el famoso tatuaje causó polémica por su aparente desvinculación de la antigua cultura peruana, en la que se destaca el Imperio Inca y su magnífico legado, así como de las civilizaciones anteriores que nutrieron a los incas y dejaron innumerables manifestaciones de su avanzada cultura. desarrollo en todo el territorio peruano.
Sin embargo, la aparente confusión de Gianluca Lapadula con lo que valoraba como expresión genuina de la cultura peruana tiene una explicación en la medida en que expresa una conexión cultural entre antiguas civilizaciones indígenas que surgieron en el norte y sur de América. Una alianza entre pueblos que, según los expertos, comparten una cosmovisión y sentido espiritual similar, que desafiaron el dominio europeo a través de sus danzas, lengua y sincretismo cultural.
Pieles rojas de Paramonga
Los orígenes de esta danza, según el historiador Arturo Vergara, están ligados al proceso migratorio de pobladores del norte peruano entre las décadas del 40, 50 y 60 del siglo XX, quienes venían de Huamachuco y Cajabamba y llegaban a Paramonga, una de las cinco distritos de la provincia Barranca, el más septentrional de la costa del departamento de Lima.
Paramonga era un enclave azucarero propiedad de la Compañía Grace, que ofrecía trabajo en las fábricas y en los cañaverales. “Desde estos años de su desarrollo cultural, Paramonga se ha convertido en un sitio fértil para la expresión artística en la música y la danza, dentro de los cuales el hacendado se relaciona con la presencia de los ‘gringos propietarios’ americanos y sus referentes: símbolos, argumentos y personajes de la medios de entonces. Lo más importante en ese entonces era el cine del oeste con películas de indios y vaqueros. Este fue el alimento del cuerpo cultural de la danza piel roja de Paramonga”, dice Vergara.
Sostiene que la danza de los pieles rojas de Paramonga, que se asemeja a las danzas «Los indios fieles» o «Los emplumados», representa una danza, un ritual y una metáfora etnomusical mística que conecta las culturas de los pueblos indígenas de América del Norte y del Sur.
“Hay simbología y parafernalia asociada a cada una de estas culturas, incluyendo al cóndor y al águila como íconos representativos. En el imaginario de sus protagonistas subyace un elemento homogéneo de unión de nativos americanos e indígenas, protagonistas de una historia común, víctimas de guerras de conquista, etnocidio, persecución de sus sacerdotes y devastación ecológica que inspiró esta danza ligada a lo religioso. festivales del catolicismo, como las fiestas del Señor de la Soledad y de la Virgen de las Mercedes, que se celebran en Paramonga entre mayo y septiembre», destaca.
Vergara afirma que, desde una perspectiva antropológica, se evidencia una fusión de memoria, tradición y demanda, como si la profecía del cóndor y el águila, aves sagradas para las antiguas culturas americanas, reclamara una vigencia cultural de afirmación étnica de la convivencia multicultural. .
La danza la realizan hombres y mujeres ataviados con la tradicional vestimenta de piel roja en la que destacan los largos flecos que cuelgan de las chaquetas y pantalones color camel o terracota de los hombres y de las túnicas rojo y negro o terracota de las damas.
Asimismo, los hombres que encabezan la danza lucen el gran tocado de plumas que distinguía al líder histórico conocido como «Toro Sentado» y portan un hacha de mano y un bastón adornado con plumas. Las mujeres llevan una corona con un penacho de colores en la espalda y un cetro de madera.
Los danzantes, acompañados por el sonido de quenas y tambores, avanzan en filas de tres, que pueden ser solo femeninas o mixtas, formando semicírculos a izquierda y derecha, siguiendo el patrón de los líderes al frente de la comparsa.
agrupación cultural
Esta danza es mantenida y representada en eventos religiosos y culturales desde 1960 por el Grupo Cultural Pieles Rojas de Paramonga.
“Esta danza viene del norte del Perú, de Casa Grande, de Chocope, de Ascope. Con la llegada de mis abuelos a la finca Paramonga, pusieron en práctica esta danza con motivo de las fiestas patronales, como la del Señor de la Soledad y la Virgen de las Mercedes”, comentó Julio Pala, integrante de la grupo asociativo cultural y continuador de ésta tradición heredada de sus abuelos.
Además de las celebraciones religiosas, esta danza emblemática del norte se manifiesta en eventos cívicos como el aniversario de la fundación política de Paramonga, que se realiza cada 23 de noviembre.
Y como ha manifestado públicamente el colectivo cultural, agradece sinceramente a Gianluca Lapadula por elevar con sus palabras de elogio el merecido prestigio del baile de los Pieles Rojas de Paramonga.